Es con el corazón pesado que comparto esta difícil decisión. Después de años de apoyo inquebrantable, pasión y compromiso con Colo-Colo, me encuentro en una encrucijada. Últimamente, ya no siento la conexión profunda ni el sentido de pertenencia que una vez definieron mi relación con el club. El orgullo que sentía al vestir los colores, apoyar a los jugadores y alentar en cada victoria ha ido desvaneciéndose poco a poco, dejándome cuestionar mi lugar en este camino.
La evolución del club, tanto dentro como fuera de la cancha, ha sido notable, pero también ha creado una distancia entre mí y los valores que más aprecio. La emoción que antes sentía por cada partido, la unidad con los demás hinchas y la alegría de celebrar juntos parecen haber sido reemplazados por una sensación de alienación.
He llegado a la conclusión de que, a veces, a pesar de los recuerdos y la historia, llega el momento de avanzar. Aunque me entristece, creo que es la decisión correcta para mi crecimiento personal. Colo-Colo siempre tendrá un lugar especial en mi corazón, pero ahora debo emprender un nuevo camino. No es un adiós a los recuerdos, sino más bien un paso doloroso hacia un nuevo capítulo.